Una vez más, River quedó en deuda con su gente e hizo más por el rival que por si mismo. La irregularidad del conjunto millonario en este torneo parece haber derivado en un rendimiento decididamente malo, empatando los últimos tres encuentros en condición de local y no pudiendo doblegar a un Boca alternativo y falto de ideas.
Sólo 43 segundos tardó en llegar el delirio para el público riverplatense: Manuel Lanzini conectó un centro certero de Carlos Sánchez y marcó de cabeza el gol más rápido en la historia de los superclásicos. Parecía que el trámite se hacía un poco más sencillo para River, pero Boca, obligado a responder ante su gente, intentó presionar y tener la pelota sin mucho éxito. El visitante encontró muchos huecos bien aprovechados por la verticalidad de Iturbe -inexplicable reemplazo en el segundo tiempo- y tuvo las más claras, pero la falta de contundencia habitual volvió a decir presente en el área contraria.
Y ese tipo de errores a los que River nos tiene acostumbrados son los que terminamos lamentando en el corto o mediano plazo en el arco propio. Luego de algunas fallas defensivas y en la primera jugada generada por el equipo xeneize, Silva selló la inmerecida igualdad para irse 1-1 al descanso.
El segundo tiempo fue para el olvido. Ambos equipos evidenciaron una notable falta de ideas futbolísticas y convirtieron los últimos 45 minutos en algo sencillamente horrible. River regaló la pelota y resignó las ganas de jugar. Ramón Díaz se equivocó: sacó a Iturbe, el jugador más punzante de todo el partido, y terminó viviendo los últimos minutos desde el vestuario visitante luego de hacerse expulsar. Muchos jugadores volvieron a tener el mismo pésimo rendimiento que vienen arrastrando hace tiempo. Ponzio se esforzó por llegar a este partido pero quedó en evidencia que no estaba en sus mejores condiciones. Nuevamente el defensor Álvarez Balanta fue de lo mejor.
La ambición de River de pelear el campeonato se visualiza cada día más imposible. Resignó dos puntos que mereció largamente, más allá del mal rendimiento, y volvió a premiar a Boca con un punto inmerecido como hace seis meses en el Monumental. Luego de la bochornosa eliminación de la Copa Argentina y los resultados que parecen alejarlo de la pelea por el Torneo Final, River deberá plantearse como objetivo ineludible la clasificación a la Copa Sudamericana.
Párrafo aparte para los hinchas locales. Una vez más demostraron no saber jugar el llamado "folklore del fútbol" y tiñeron sus gastadas de una evidente violencia. El partido debió ser suspendido debido a la pirotecnia y varios individuos trepados al alambrado, pero sin duda la peor parte se la llevó el arquero Marcelo Barovero, quien fue agredido con bombas de estruendo. El empate claramente le dejó un sabor amargo al mundo River. Sin embargo, otros no parecen haber quedado muy disgustados con el resultado final.
43" del PT. Lanzini pone en ventaja a River con un gol récord.
Fuimos locales otra vez.
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