jueves, 30 de mayo de 2013

Entrevista con Daniel Kiper



Además de ser abogado, DANIEL KIPER se desempeña como presidente de la Agrupación Dale RiverIntegró la comisión directiva del club en dos períodos: el primero entre 1983 y 1989 como vocal suplente y el segundo entre 1993 y 1997 como vocal titular. También fue candidato a presidente en 2005 y 2009 por el frente Votá por River”.



¿Cómo comienza la historia de Daniel Kiper dentro del mundo River?

Mi vida es River. Nací en el club y soy socio desde chico. Mi padre fue dirigente, desde chico yo iba a las antiguas oficinas de la calle Suipacha y ahí conocí a viejos grandes dirigentes del club: Antonio Liberti, Rafael Aragón, Julio Coureta, José Castellanos, Atilio Garibaldi. Incluso llegué a conocer a Leopoldo Bard, el primer presidente de River, ya que alguna vez vino a casa a hablar con mi papá. A los 18 años integré el Departamento Cultural de River. Yo era egresado del Carlos Pelegrini y una tarde me encontré con Carlos Guerra, quien era el rector. De esa charla surgió la idea del Colegio de River. Presenté el proyecto y Rafael Aragón, que era el Presidente, le dio un gran impulso a la idea. Carlos Guerra fue después el primer rector y quien llevó adelante la obra. Años más tarde me tocó presidir el Departamento Cultural e hicimos grandes obras: tratamos de acercar la cultura al socio, hicimos dos exposiciones del libro donde llevamos a Enrique Pinti con la obra “Crema Rusa”, peñas de tango y folklore, etc. Hice mis primeras amistades en el club y también hacía deportes: tenis, fútbol y esgrima, un deporte que hoy ha desaparecido del club. 

¿Cree que River ha perdido su identidad?

River lo que ha perdido son los dirigentes, los hemos reemplazado por mercaderes. Los dirigentes son aquellos que sueñan, proyectan y realizan. Los mercaderes, en cambio, son quienes compran y venden. Y hace muchos años que lo único que vemos son dirigentes que compran y venden jugadores, compran y venden ilusiones. Pactan entre ellos, pero las grandes obras no se realizan. Si uno repasa cómo se fue desarrollando la vieja estructura de River ve que el último presidente que hizo obras importantes fue Rafael Aragón, quien concluyó su mandato en el año 1983. De aquella fecha hasta ahora el club fue administrado, se cambiaron canchas de tenis de lugar para hacer el estacionamiento, un espacio que nunca se ha terminado y que difícilmente se pueda terminar por errores cometidos durante la construcción. El Museo que fue una obra faraónica por el costo. River invirtió muchos millones de dólares en su construcción y fue un proyecto mal pensado, ya que su estructura es estática y no dinámica. Un museo debe ser divertido, cada mes debe ofrecer diferentes alternativas. Un museo estático, en cambio, uno lo visita una vez, dos, tres y finalmente se aburre y no va más. 

¿Considera que River ha descuidado su histórico semillero?

El semillero ha sido entregado a empresarios amigos del poder de turno. River siempre tuvo una ventaja histórica: los chicos primero venían a probarse a nuestro club, el que no entraba se iba con nuestros primos, y el que no era elegido por ellos empezaba a recorrer el resto: Racing, Independiente, San Lorenzo. Hoy lo que uno advierte es que los empresarios van a ver las pruebas de River, se llevan a los chicos y luego los colocan en los clubes según el porcentaje que le reconozcan por una futura venta. Pero de cada diez jugadores que tiene River hoy, ocho tienen porcentajes los empresarios y dos son íntegramente del club. Nosotros en 2007 denunciamos judicialmente esta operatoria, pero lamentablemente la justicia no avanza en la investigación.

¿Por qué hay clubes que han tomado más protagonismo que los denominados “cinco grandes”?

Veo que hay un fenómeno que se está repitiendo en varias entidades, donde hay nombres de empresarios que se repiten y que van colocando chicos en distintos clubes o directamente los llevan al extranjero. Un ejemplo es el caso de Messi: Federico Vairo me contaba que en Rosario lo vió jugar siendo chico, lo trajo a River y estuvo tres meses a prueba. Alguien le pidió que lo ingrese por otro club y entonces en esa discusión apareció el Barcelona y se terminó llevando al jugador cuando este debía incorporarse a River de manera directa. La excusa del tratamiento médico nunca fue cierta. 

También hubo una gran pérdida de idoneidad profesional de quienes han manejado las inferiores. Al habilidoso hay que darle fuerza. Al fuerte nunca se le puede dar habilidad, porque uno nace con eso. Cuando son chicos, gana el más fuerte por presencia física. Y, en la medida que los habilidosos van desarrollando su físico, van superando al fuerte por habilidad. Históricamente River a tenido muchos jugadores chiquitos y muy habilidosos:  Pinino, Saviola, Gallardo, Ortega, Buonanotte, jugadores que se ganaron un lugar en el fútbol argentino. Esto se ha perdido en River. Hoy se apunta al jugador fuerte, pero cuando llega a Primera su fuerza es nivelada por el resto y entonces no desequilibra. Las pérdidas son progresivas, pero la gestión Aguilar es la que ha marcado el derrumbe. El despido de Delem no fue casualhabía perdurado con todos los gobiernos justamente porque era un hombre que sabía elegir futbolistas, tenía el ojo clínico que hace falta.

¿Cómo repercute en River la pérdida de protagonismo a nivel internacional?

El fútbol argentino está en la B del fútbol mundial. Los grandes futbolistas sudamericanos (argentinos, brasileros, colombianos) están jugando en Europa y acá juegan los chicos que emergen o los que están de vuelta, y esto nos coloca en una categoría inferior. El Estadio Monumental ha sido inaugurado en 1938, el Santiago Bernabeu en 1949 y 10 años después el Barcelona inaugura el Camp Nou. Es decir que le sacábamos entre 10 y 20 años de ventaja a dos de los clubes más importantes de mundo y hoy la diferencia es al revés. En el año 1999, por ejemplo, el Barcelona recaudaba alrededor de 25 millones de euros y hoy recauda 450 millones. Supieron explotar el fútbol, que es una máquina de generar negocios y dinero. Pero River no lo explota, sino que lo explotan los amigos de los dirigentes de turno que se hacen ricos mientras que el club es cada día más pobre.

¿Considera importante la figura de un manager deportivo?

Muchas veces se habla de un manager para tapar las propias falencias de los dirigentes. Hay dirigentes que no tienen proyectos, que no tienen ideas y contratan un ídolo para que genere la fantasía que ellos no proyectan. La responsabilidad primera es de quienes son elegidos por el socio para administrar el club. Si necesitan contratar un manager que lo hagan, pero no creo que sea imprescindible. De hecho River tuvo proyección internacional durante mucho tiempo y no teníamos manager, tampoco las ventajas tecnológicas que hay ahora. Se acortaron las distancias tanto en horas de vuelo como la imagen instantánea que uno puede transmitir por Internet. 

¿Qué cree que se ha hecho mal durante los mandatos de Aguilar y Passarella? 

Son más o menos una misma dirigencia. Muchos de los hombres de Aguilar hoy ocupan cargos importantes dentro del club y también en la oposición. Entregaron los recursos de River a sus empresarios amigos, es por eso que el club tiene dificultades económicas y un pasivo de 300 millones de pesos. Tal es así que hoy no estamos en condiciones de encarar ni siquiera la compra de un futbolista importante cuando nos llaman "los millonarios" por haber comprado a Carlos Peucelle en una cifra de 10.000 pesos que, para la época, dicen que era muchísimo dinero. En River no hay voluntad de crecer.  Se quieren quedar únicamente con el fútbol, lo que le genera a ellos la oportunidad de comprar y vender. Por eso se descuida lo demás, salvo cuando se acercan las elecciones y hacen obras para acaparar los votos de los socios. Las obras que hay que hacer, como reparar las goteras, ponen en riesgo la solidez del estadio. No son obras fáciles, pero cuanto más se deteriora mayor es la inversión. Lo que era en un principio tapar las juntas de dilatación de las columnas del estadio hoy ya es un problema estructural. Las rajaduras en la Centenario son un problema que lleva al canje, porque la falta de mantenimiento del estadio hace que su capacidad disminuya. La municipalidad nos habilita para 41.000 espectadores cuando en realidad el Monumental tiene capacidad para 70.000 personas.

¿Reacondicionaría la Centenario alta para que River pueda llevar más público local?

Si. Hay que hacer los trabajos con ingenieros y arquitectos que nos asesoren de manera correcta. Los dirigentes tenemos la obligación de transferir a las generaciones futuras lo que recibimos de gestiones anteriores. Es decir, al menos en las mismas condiciones y lo ideal sería con mejoras. Debemos repensar el Monumental para que pueda ser utilizado para otro tipo de eventos, no sólo partidos de fútbol. Digo esto en beneficio de River, porque hoy los recitales que se realizan son para beneficio de los empresarios. Si River por cada recital cobrara 20 millones de dólares tendría sentido hacerlos, pero por tan poco dinero no se justifica el perjuicio del club por el campo de juego. Hoy expulsamos a la gente del estadio. Imaginamos que River tendría que ser un lugar donde la gente entre y no se quiera ir, pero hoy hay políticas que alejan a la gente de la cancha. Vamos a la cancha y la policía está organizada de manera tal que nos sentimos maltratados, nos hacen esperar 40 minutos después del partido y sin ofrecernos nada a cambio. Podría haber eventos de otros deportes en el campo de juego, podría pensarse en separar de otra forma a las hinchadas, se podría habilitar un show musical después del partido o pasar algo en la pantalla, entre otras cosas.

¿Qué opina del canje? ¿Hay alguna forma de evitarlo?

Existe un problema estructural que dio nacimiento al tema del canje, pero también es un negocio político y económico. Asistir a la cancha es un derecho del socio claramente establecido en el artículo 25 del estatuto social. Con el canje se incrementa la "política de favor" que siempre maneja el poder de turno. Uno también advierte que dan una cantidad importante de entradas para la reventa. Nosotros hemos señalado los problemas reales que causa el canje, pero lamentablemente sólo los que están en Comisión Directiva son quienes pueden implementar el cambio. Lo curioso es que cuando nosotros planteamos utilizar la tecnología para informar sobre los gastos del club, nos decían que era imposible que el socio ingresara con una clave a la página y pudiera consultar los datos correspondientes. Pero ellos implementaron la tecnología para el sistema de canje de entradas.

¿Cuáles cree que son las principales causas que llevaron a River a descender de categoría?

La degradación dirigencial se fue trasladando a los diversos niveles. Uno lo ve a River jugar al fútbol hoy y recuerda el fútbol del pasado: “nosotros desde entonces ya no somos los mismos”, como dijo Neruda. El fútbol de River ha cambiado sustancialmente: históricamente la pelota era bien tratada, bien jugada, al piso, con jugadores habilidosos. Hoy tenemos futbolistas que no saben qué hacer con la pelota y la tiran para arriba. El arquero de River hoy saca tirando la pelota larga, yo no recuerdo que River hiciera este tipo de jugadas en el tiempo de vida que tengo de ver fútbol. Siempre teníamos jugadores que pedían la pelota para salir jugando. Hoy en día nadie la quiere, el chico Álvarez Balanta es el único defensor que hoy se anima a pedir la pelota. Yo no quiero criticar a los jugadores, porque soy consciente de que brindan su mejor esfuerzo,  y que muchas veces  armar un equipo depende de un montón de factores. El técnico aporta lo suyo, pero él no tiene la dirección integral del club, él no maneja finanzas, a veces no maneja ni siquiera la elección de los jugadores. El trabajo que tiene que hacer River siempre es buscar jugadores, no pagarlos caros. Cuando mi papá presidía el club, compró a Daniel Passarella a Sarmiento de Junín, que en ese momento jugaba en la C, y lo pagó una cifra ridícula porque era un desconocido. En ese momento River tenía gente que buscaba talentos. También lo trajo a Luque que era un desconocido y era un gran jugador. El trabajo de un dirigente es ir a buscarlos. Pueden estar jugando en una plaza y tener mucho talento, pero si no son descubiertos seguirán jugando en esa plaza. Es una función que hoy se perdió, ahora el que los encuentra se los queda para él.

¿Cómo vivió el año de River en la B Nacional? 

Obviamente lo viví con dolor. Jamás imaginé que River podía descender de categoría. Yo estaba acostumbrado a ver a River pelear los campeonatos y mirar los promedios del descenso no es algo con lo que me relacionara.

¿Qué piensa del trabajo de Matías Almeyda y de la vuelta de Ramón Díaz?

El trabajo de Almeyda fue un buen trabajo. Aportó lo suyo más allá de que River no marcó la diferencia que tendría que haber marcado ni se supo armar un equipo para después del ascenso. Se fueron los jugadores más importantes que tuvimos durante el torneo: Domínguez y Cavenaghi. No los perdimos por razones futbolísticas, sino por temas empresariales. El equipo de Almeyda fue conservador y River, desde mi punto de vista, tiene que jugar bien al fútbol y hacer la diferencia con equipos ofensivos. Se podía hacer, pero en el fútbol existe el problema psicológico que es algo que muchas veces no se habla. Cuando uno está confiado le salen todas, pero cuando hay pérdida de confianza no le sale ninguna. Cuando se nombró a Almeyda como director técnico yo sostuve que el técnico debía ser Ramón Díaz. La llegada de Ramón era necesaria e inevitable. Almeyda tenía un final anunciado desde que asumió: estaba por un lado el fantasma de Ramón, algo que fueron soportando muchos técnicos desde que Díaz fue despedido, y por otro lado Matías no logró armar nunca un equipo que satisfaga el paladar de los hinchas. Obviamente hay que saber tomar decisiones a tiempo, en el momento oportuno. También hay que saber transmitirlas y actuar con la hidalguía que significa ser de River. El modo no fue el adecuado.

¿Qué le falta al equipo para lograr el funcionamiento que pretende Ramón Díaz?

Faltan jugadores que puedan satisfacer el estilo de juego que uno quiere para River. Estamos acostumbrados a Ortega, Alonso, Francescoli, Pinino Más, los Onega, Moreno, Pedernera, Laburna y Lousteau, y ahora ese tipo de jugadores no existen. Lo que define el estilo de juego son las características técnicas del plantel profesional. Un plantel profesional necesita jugadores que corran, que tengan fuerza física y también los habilidosos. Hoy tenemos más jugadores que corren y tienen fuerza que habilidosos. El habilidoso no necesita correr tanto, porque lo que tiene que correr es la pelota.

¿Por qué River no puede disfrutar a sus juveniles?

Nosotros venimos criticando la política de venta de jugadores hace muchos años. Parece que fuéramos un criadero, que tiene que formar a los jugadores y, apenas surgen, venderlos para volver a general el círculo. Uno tiene que formar jugadores talentosos, conservar al habilidoso y vender a los que juegan bien gracias a que tienen al talentoso. Esto generaría negocios paralelos: el espectáculo, canchas llenas, entre otros. Se vende anticipadamente, antes de que llegue a su mejor valor, y eso un error. Al jugador habría que venderlo alrededor de los 27, 28 o 29 años, que es cuando empiezan a declinar, y explotar su fútbol para vender el espectáculo deportivo que es lo que no se está haciendo.

¿Cree que las elecciones de este año serán similares a las del 2009? 

Confío en que el socio aprenda y se de cuenta que los grandes carteles esconden intereses. Haber sido un buen futbolista no significa ser un buen administrador. Hay gente que se ha preparado toda su vida para proyectar un modelo institucional distinto y hay gente que es improvisada. Ser un empresario exitoso tampoco garantiza tener éxito como dirigente deportivo. Creo que el socio está buscando un cambio y nosotros tenemos la obligación de ofrecerle esa alternativa.

Al socio le preocupa que la mayoría de los candidatos hayan estado involucrados en gestiones anteriores.

Me sorprende que quienes deberían pedirnos disculpas a todos los hinchas de River hoy se estén postulando para ser presidentes sin siquiera haber hecho una autocrítica. Uno recuerda la comisión directiva de Aguilar y ve que los nombres se repiten. El semillero dirigencial, que antes era un orgullo, ha sido reemplazado por este tipo de política que deteriora cada vez más al club. En las instituciones deportivas no gobierna sólo el presidente, sino que hay una comisión directiva con 25 integrantes. Cada decisión debe ser aprobada por mayoría, por lo tanto son tan responsables Aguilar o Passarella como todos los demás que los acompañan. El presidente sólo es la cara visible, por eso últimamente se han buscado títeres: Aguilar era el títere de Mario Israel, y la realidad es que Passarella sólo puede opinar de fútbol, no de proyectos económicos o políticos.


¿Cuáles son las principales propuestas de Daniel Kiper como candidato?

Hay que trabajar con capacidad, vocación de servicio y mucha honestidad. Cuando Enrique Pardo vendió a Sívori nadie le preguntó dónde estaba la plata, porque estaba la tribuna. Hoy sabemos que se venden jugadores por millones de dólares, pero las obras nunca aparecen. Venimos exigiendo hace años que cada movimiento económico del club debe estar reflejado en internet para que los socios estén enterados de todo. Me asombra cuando veo que River paga una lamparita más cara de lo que yo la pago en mi casa. También debemos expandirnos institucional y geográficamente. El Monumental quedó chico, por eso deberíamos adquirir sedes para crecer en Capital Federal y también en el interior del país. Se podrían organizar torneos y llevar a los chicos a que se prueben en el River de Córdoba, Mendoza, San Juan, Rosario, etc. Estaría bueno que los hinchas sean socios plenos en su ciudad y puedan desarrollar todo tipo de actividades deportivas y sociales en la sede del club que les quede más cerca. En cuanto a lo futbolístico, debemos recuperar el lugar que nos corresponde. Hay que hacer un trabajo serio para reconstruir las inferiores y expulsar a los empresarios del club. Cuando se hace una compra, tiene que ser un jugador distinto, sino siempre hay que darle prioridad al semillero. Las grandes compras de River fueron Peucelle, Francescoli… todos los demás salían de River. Me obsesiona el título mundial de clubes, ese es mi horizonte futbolístico. Pero lo primero que hay que prometerle al socio es transparencia y honestidad.

¿Qué rol espera que cumplan los medios de comunicación en las próximas elecciones?

Son muy importantes. Lamentablemente uno ya sabe que no van a cumplir el papel que uno espera, que es el tratamiento objetivo de la noticia. Sabemos que hay intereses de por medio, por eso nosotros debemos seguir avanzando para transmitirle nuestras ideas a los socios, uno por uno.

¿Cree que la violencia en el fútbol se puede erradicar de alguna manera?

El hincha es el que pone el cuerpo, paga la entrada, se paga los viajes y llega a la cancha por sus medios y con esfuerzo. El barrabrava en cambio no paga la entrada, recibe beneficios que el resto de la gente no tiene, llega a la cancha custodiado y además recibe dinero. Estos violentos son bancados por los dirigentes de turno que responden al negocio. En 2007 nosotros presentamos dos proyectos de ley para intentar erradicar este tipo de prácticas, incorporando figuras penales y pidiendo el castigo para esas situaciones que la justicia no contempla. También hay que castigar la conducta de los dirigentes que están involucrados en la reventa y los negocios junto con los violentos. Si desde los clubes hubiera una iniciativa de expulsarlos, el vínculo de estas personas con la política nacional los haría más débiles. Lo que pasa es que nunca quedan expuestos porque hay mucha gente que se calla la boca y esto les permite actuar libremente. River debe asumir un rol protagónico en la lucha contra la violencia en el fútbol.

¿Tiene en mente reformas estructurales o alguna obra en particular?

Con trabajo y honestidad River no tiene límites. Primero hay que recuperar lo que es nuestro para poder afrontar algunas mejoras. Debemos administrar los ingresos para acondicionar las estructuras, traer algún jugador distinto que le de jerarquía al equipo y reorganizar los proyectos de inferiores. Prometer obras faraónicas sería mentirle a la gente. Para un futuro sí tenemos proyectos en mente, pero esperaremos el momento oportuno para anunciarlos. Lo que sí querríamos plantear es la construcción de un patio de comidas, para que las familias puedan pasar todo el día en el club las jornadas de partido y para brindarle al socio más opciones a la hora de elegir.

¿Qué rol cree que deben desempeñar los grandes ídolos dentro de River?

Nos gustaría que fueran las figuras convocantes en nuestro proyecto de tener sedes del club en el interior del país. River tiene una función social importante que cumplir. Cuando hay que sacar a los chicos de la calle, el Estado envía a la policía. Nosotros podríamos llevar a un ídolo de River que les diga “vení a hacer deporte”. El club recuperaría esa inversión de recursos si en cualquier ciudad del interior se encuentran talentos que en algunos años sean las nuevas figuras del fútbol argentino.

¿Qué opina sobre la falta de transparencia que se advierte en algunas situaciones o actividades? (elecciones, reuniones de CD, inscripción de socios)

Necesitamos un cambio en el estatuto para terminar con las “listas sábana” y con la dependencia que tienen los miembros de la asamblea con el poder de turno. Hay que cambiar la forma de elegir a los dirigentes, hoy la gente vota a la cara visible pero no se entera de los cientos de nombres que la acompañan. Nosotros proponemos un sistema de “voto preferente”, donde cada socio coloque un número junto al nombre del candidato conforme a la preferencia que se tiene por esa persona. Entonces cada directivo iría ingresando por la cantidad de votos que ha recaudado en forma particular.


Reforma del Estatuto - Parte 1

Reforma del Estatuto - Parte 2


En la década del ’60, River llegó a tener 125.000 socios. Hoy andamos en los 80.000. El estatuto dice que el número de socios es ilimitado, porque los fundadores imaginaron un River en permanente crecimiento y expansión. Ahora, con el cierre de la inscripción de nuevos socios, se está violando el estatuto y se está llevando adelante una política perversa.

Por otro lado, la Comisión Directiva debería reunirse con más frecuencia y por objetivos: el lunes por el Dpto. Físico, el martes por el Dpto. Cultural y así sucesivamente para poder ir tratando todas las áreas del club.

¿Qué aspectos o disciplinas cree que River ha descuidado?

En cuanto al negocio deportivo, actualmente el fútbol está cediendo terreno con el básquet. En River hemos descuidado este deporte, con la ventaja de tener a Emanuel Ginóbili, hincha de River y un jugador de básquet destacado a nivel mundial. La incorporación de Sergio Vigil como Director Deportivo y entrenador del equipo de hockey es muy inteligente, es un hombre muy preparado. Pero también hace falta acompañar esos proyectos desde otro lugar, porque hoy esas chicas no tienen una cancha propia en el club para poder entrenar. River también ha perdido muchos espacios deportivos, por ejemplo donde se construyó el estacionamiento y el sitio donde se ubica la Universidad Di Tella. Hay que encontrar otras opciones que nos permitan seguir expandiéndonos geográfica e institucionalmente.

¿Considera que River ha perdido peso dentro de la AFA?

River debe recuperar el liderazgo que por historia le corresponde en el fútbol argentino, eso excede incluso a la AFA. Hay un peso específico que los clubes grandes han ido perdiendo, pero eso es más que nada responsabilidad de los dirigentes que, entre otras cosas, deben cumplir sus funciones dentro de AFA. Ellos deben asistir, marcar posición y defender los intereses del club. Estamos en un ambiente muy competitivo donde todos son hábiles para tratar de conseguir lo que más le conviene a cada uno. La pelea de Passarella con Grondona reflejó la impotencia que el sentía al no poder comprender la situación ni el contexto que estaba atravesando. Pensé que todo eso escondía un plan B, pero luego comprendí que había sido una reacción emocional. Uno como dirigente siempre debe saber frenarse, pensar lo que va a hacer y tener alternativas.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario