Además de ser abogado, DANIEL KIPER se desempeña como presidente de la Agrupación Dale River. Integró la comisión directiva del club en dos períodos: el primero entre
1983 y 1989 como vocal suplente y el segundo entre 1993 y 1997 como vocal
titular. También fue candidato a presidente en 2005 y 2009 por
el frente “Votá por River”.
¿Cómo comienza
la historia de Daniel Kiper dentro del mundo River?
Mi vida es River. Nací en el club y soy socio desde chico. Mi padre fue dirigente, desde
chico yo iba a las antiguas oficinas de la calle Suipacha y ahí conocí a viejos grandes dirigentes del
club: Antonio Liberti, Rafael Aragón, Julio Coureta, José
Castellanos, Atilio Garibaldi. Incluso llegué a conocer a Leopoldo Bard, el primer presidente de River, ya que alguna vez
vino a casa a hablar con mi papá. A los 18 años integré el Departamento Cultural de River. Yo era egresado del Carlos Pelegrini y una tarde me encontré con Carlos Guerra, quien era el rector. De esa charla surgió la idea del Colegio de
River. Presenté el proyecto y Rafael Aragón, que era el Presidente, le dio un gran
impulso a la idea. Carlos Guerra fue después el primer rector y quien llevó
adelante la obra. Años más tarde me tocó presidir el Departamento Cultural e hicimos grandes obras: tratamos de acercar la cultura al
socio, hicimos dos exposiciones del libro donde llevamos a Enrique Pinti con la
obra “Crema Rusa”, peñas de tango y
folklore, etc. Hice mis primeras amistades en el club y también hacía deportes: tenis, fútbol y esgrima, un
deporte que hoy ha desaparecido del club.
¿Cree que River ha perdido su identidad?
River lo que ha perdido son los
dirigentes, los hemos reemplazado por mercaderes. Los
dirigentes son aquellos que sueñan, proyectan y realizan. Los mercaderes, en cambio, son quienes compran y venden. Y hace muchos años que lo único que vemos son dirigentes que compran y
venden jugadores, compran y venden ilusiones. Pactan entre
ellos, pero las grandes obras no se
realizan. Si
uno repasa cómo se fue desarrollando la vieja estructura de River ve que el último presidente que hizo obras
importantes fue Rafael Aragón, quien concluyó su mandato en el año 1983. De aquella
fecha hasta ahora el club fue administrado, se cambiaron canchas de tenis de
lugar para hacer el estacionamiento, un espacio que nunca se ha terminado y que difícilmente se pueda terminar
por errores cometidos durante la construcción. El Museo que fue una obra faraónica
por el costo. River invirtió muchos millones de dólares en su construcción y
fue un proyecto mal pensado, ya que su estructura
es estática y no dinámica. Un museo debe
ser divertido, cada mes debe ofrecer diferentes alternativas. Un museo estático, en cambio, uno lo visita una vez, dos, tres y finalmente se
aburre y no va más.
¿Considera que River ha descuidado su histórico
semillero?
El semillero ha sido
entregado a empresarios amigos del poder de turno. River siempre tuvo una ventaja
histórica: los chicos primero venían a probarse a nuestro club, el que no entraba se iba con nuestros primos, y el que no era elegido por ellos empezaba a recorrer el resto: Racing, Independiente, San Lorenzo. Hoy lo que uno advierte es que
los empresarios van a ver las pruebas de River, se llevan a los chicos y luego los colocan en los clubes según el porcentaje que le
reconozcan por una futura venta. Pero de
cada diez jugadores que tiene River hoy, ocho tienen porcentajes los empresarios
y dos son íntegramente del club. Nosotros en 2007 denunciamos
judicialmente esta operatoria, pero lamentablemente la justicia no avanza en la
investigación.
¿Por qué hay clubes que han tomado más protagonismo que
los denominados “cinco grandes”?
Veo que hay un fenómeno que se está repitiendo en varias
entidades, donde hay nombres de empresarios que se repiten y que van colocando
chicos en distintos clubes o directamente los llevan al extranjero. Un ejemplo es el caso de Messi: Federico
Vairo me contaba que en Rosario lo vió jugar siendo chico, lo trajo a
River y estuvo tres meses a prueba. Alguien le pidió que lo ingrese por otro club
y entonces en esa discusión apareció el Barcelona y se terminó llevando al
jugador cuando este debía incorporarse a River de manera directa. La excusa del
tratamiento médico nunca fue cierta.
También hubo una gran
pérdida de idoneidad profesional de quienes han manejado las inferiores. Al habilidoso hay que darle
fuerza. Al fuerte nunca se le puede dar habilidad, porque uno nace con eso. Cuando son chicos, gana el más fuerte por presencia física. Y, en
la medida que los habilidosos van desarrollando su físico, van superando al
fuerte por habilidad. Históricamente River a tenido muchos jugadores chiquitos y muy
habilidosos: Pinino, Saviola, Gallardo, Ortega, Buonanotte, jugadores que se ganaron un lugar en el fútbol argentino. Esto se ha perdido en River. Hoy se apunta al jugador fuerte, pero cuando
llega a Primera su fuerza es nivelada por el resto y entonces no
desequilibra. Las pérdidas son
progresivas, pero la gestión Aguilar es la que ha marcado el derrumbe. El despido de Delem no fue casual: había perdurado con todos los gobiernos justamente
porque era un hombre que sabía elegir futbolistas, tenía el ojo clínico que hace falta.
¿Cómo repercute en River la pérdida de protagonismo a
nivel internacional?
El
fútbol argentino está en la B del fútbol mundial. Los grandes futbolistas sudamericanos (argentinos, brasileros, colombianos) están jugando en Europa
y acá juegan los chicos que emergen o
los que están de vuelta, y esto nos
coloca en una categoría inferior. El Estadio Monumental ha sido inaugurado
en 1938, el Santiago Bernabeu en 1949 y 10 años después el Barcelona inaugura el Camp Nou. Es decir
que le sacábamos entre 10 y 20 años de ventaja a dos de los clubes más
importantes de mundo y hoy la diferencia es al revés. En el año 1999, por
ejemplo, el Barcelona recaudaba alrededor de 25 millones de euros y hoy recauda 450 millones. Supieron explotar el fútbol, que es una máquina de generar negocios y dinero. Pero River no lo explota, sino que lo explotan los amigos de los dirigentes de
turno que se hacen ricos mientras que el club es cada día más pobre.
¿Considera importante la figura de un manager deportivo?
Muchas veces se habla de un manager para tapar las
propias falencias de los dirigentes. Hay dirigentes que no tienen proyectos,
que no tienen ideas y contratan un ídolo para que genere la fantasía
que ellos no proyectan. La responsabilidad primera es de quienes son elegidos
por el socio para administrar el club. Si necesitan contratar un manager que lo
hagan, pero no creo que sea imprescindible. De hecho River tuvo proyección
internacional durante mucho tiempo y no teníamos manager, tampoco
las ventajas tecnológicas que hay ahora. Se acortaron las distancias tanto en
horas de vuelo como la imagen instantánea que uno puede transmitir por
Internet.
¿Qué cree que se ha hecho mal durante los mandatos de Aguilar y Passarella?
Son más o menos una misma dirigencia. Muchos de
los hombres de Aguilar hoy ocupan cargos importantes dentro del club y también
en la oposición. Entregaron los recursos
de River a sus empresarios amigos, es por eso que el club tiene dificultades
económicas y un pasivo de 300 millones de pesos. Tal es así que hoy no estamos
en condiciones de encarar ni siquiera la compra de un futbolista importante
cuando nos llaman "los millonarios" por haber comprado a Carlos Peucelle en una
cifra de 10.000 pesos que, para la época, dicen que era muchísimo dinero. En River no hay voluntad de crecer. Se quieren
quedar únicamente con el fútbol, lo que le genera a ellos la oportunidad de
comprar y vender. Por eso se descuida lo demás, salvo cuando se acercan las
elecciones y hacen obras para acaparar los votos de los socios. Las obras que hay que hacer, como reparar las goteras, ponen en riesgo la solidez del estadio. No son
obras fáciles, pero cuanto más se deteriora mayor es la
inversión. Lo que era en un principio tapar las juntas de dilatación de las
columnas del estadio hoy ya es un problema estructural. Las rajaduras en la Centenario son un problema que lleva al canje, porque la falta de mantenimiento del
estadio hace que su capacidad disminuya. La municipalidad nos habilita para
41.000 espectadores cuando en realidad el Monumental tiene capacidad para 70.000 personas.
¿Reacondicionaría la Centenario alta para que River pueda llevar
más público local?
Si. Hay que hacer los trabajos con ingenieros y arquitectos que nos asesoren de manera correcta. Los dirigentes tenemos la obligación de transferir a las generaciones futuras lo que recibimos de gestiones
anteriores. Es decir, al menos en las mismas condiciones y lo ideal sería con
mejoras. Debemos repensar el Monumental para que pueda ser
utilizado para otro tipo de eventos, no sólo partidos de fútbol. Digo esto en
beneficio de River, porque hoy los recitales que se realizan son para beneficio
de los empresarios. Si River por cada recital cobrara 20 millones de
dólares tendría sentido hacerlos, pero por tan
poco dinero no se justifica el perjuicio del club por el campo de juego. Hoy expulsamos
a la gente del estadio. Imaginamos que River tendría que ser un lugar donde la
gente entre y no se quiera ir, pero hoy hay políticas que alejan a la gente de la
cancha. Vamos a la cancha y la policía
está organizada de manera tal que nos sentimos maltratados, nos hacen esperar
40 minutos después del partido y sin ofrecernos nada a cambio. Podría haber eventos de otros deportes en el campo de juego, podría
pensarse en separar de otra forma a las hinchadas, se podría habilitar un show musical
después del partido o pasar algo en la pantalla, entre otras cosas.
¿Qué opina del canje? ¿Hay alguna forma de evitarlo?
Existe un problema estructural que dio
nacimiento al tema del canje, pero también es un negocio político y económico.
Asistir a la cancha es un derecho del socio claramente establecido en el
artículo 25 del estatuto social. Con el canje se incrementa la "política de
favor" que siempre maneja el poder de turno. Uno también advierte que dan una cantidad importante de entradas para la reventa. Nosotros hemos señalado los problemas reales
que causa el canje, pero lamentablemente sólo los que están en Comisión Directiva son quienes pueden implementar el cambio. Lo
curioso es que cuando nosotros planteamos utilizar la
tecnología para informar sobre los gastos del club, nos decían que era
imposible que el socio ingresara con una clave a la página y pudiera consultar
los datos correspondientes. Pero ellos implementaron la
tecnología para el sistema de canje de entradas.
¿Cuáles cree que son las principales causas que llevaron a
River a descender de categoría?
La degradación dirigencial
se fue trasladando a los diversos niveles. Uno lo ve a River jugar al fútbol hoy y recuerda el fútbol del pasado: “nosotros desde entonces ya no somos los mismos”, como dijo Neruda. El fútbol de River ha cambiado sustancialmente: históricamente la pelota era bien tratada, bien jugada, al piso, con jugadores habilidosos. Hoy tenemos
futbolistas que no saben qué hacer con la pelota y la tiran para arriba. El arquero de River hoy saca tirando la
pelota larga, yo no recuerdo que River hiciera este tipo de jugadas en el
tiempo de vida que tengo de ver fútbol. Siempre teníamos jugadores que pedían la
pelota para salir jugando. Hoy en día nadie la quiere, el chico Álvarez Balanta es el único defensor que
hoy se anima a pedir la pelota. Yo no quiero criticar a los jugadores, porque
soy consciente de que brindan su mejor esfuerzo,
y que muchas veces armar un equipo depende de un montón de factores. El técnico aporta lo suyo, pero él no
tiene la dirección integral del club, él no maneja finanzas, a veces no maneja ni
siquiera la elección de los jugadores. El trabajo que tiene que hacer River
siempre es buscar jugadores, no pagarlos caros. Cuando mi papá presidía el club, compró a Daniel Passarella a Sarmiento de Junín, que en ese momento jugaba en la C, y lo pagó una cifra ridícula porque era un desconocido. En ese momento River tenía gente que buscaba talentos. También lo trajo a Luque que era un desconocido y era un gran jugador. El trabajo de un dirigente es ir a buscarlos. Pueden estar jugando en una plaza y tener mucho talento, pero si no son descubiertos seguirán jugando en esa plaza. Es una función que hoy se perdió, ahora el que los encuentra se los queda para él.
¿Cómo vivió el año de River en la B Nacional?
Obviamente lo viví con dolor. Jamás
imaginé que River podía descender de categoría. Yo estaba acostumbrado a ver a River pelear los
campeonatos y mirar los promedios del descenso no es algo con lo que me relacionara.
¿Qué piensa del trabajo de Matías Almeyda y de la vuelta de Ramón Díaz?
El trabajo de Almeyda fue un buen trabajo. Aportó lo suyo más allá de que River no marcó la diferencia que tendría que
haber marcado ni se supo armar un equipo para después del ascenso. Se fueron los
jugadores más importantes que tuvimos durante el torneo: Domínguez y
Cavenaghi. No los perdimos por razones
futbolísticas, sino por temas empresariales. El equipo de Almeyda fue conservador y River, desde mi punto de vista, tiene que jugar bien
al fútbol y hacer la diferencia con equipos ofensivos. Se podía hacer, pero en el fútbol existe el problema psicológico
que es algo que muchas veces no se habla. Cuando uno está confiado le salen
todas, pero cuando hay pérdida de confianza no le sale ninguna. Cuando se nombró a Almeyda como director
técnico yo sostuve que el técnico debía ser Ramón Díaz. La llegada
de Ramón era necesaria e inevitable. Almeyda tenía un final anunciado desde que
asumió: estaba por un lado el fantasma de Ramón, algo que fueron
soportando muchos técnicos desde que Díaz fue despedido, y por otro lado Matías no
logró armar nunca un equipo que satisfaga el paladar de los hinchas. Obviamente hay que saber tomar decisiones a tiempo, en el momento
oportuno. También hay que saber transmitirlas y actuar con la hidalguía que
significa ser de River. El modo no fue el adecuado.
¿Qué le falta al
equipo para lograr el funcionamiento que pretende Ramón Díaz?
Faltan jugadores que puedan satisfacer el
estilo de juego que uno quiere para River. Estamos acostumbrados a Ortega,
Alonso, Francescoli, Pinino Más, los
Onega, Moreno, Pedernera, Laburna y Lousteau, y ahora ese tipo de jugadores no existen. Lo que define el estilo de juego son las características
técnicas del plantel profesional. Un plantel profesional necesita jugadores que
corran, que tengan fuerza física y también los habilidosos. Hoy tenemos más
jugadores que corren y tienen fuerza que habilidosos. El habilidoso no necesita correr tanto, porque lo que tiene
que correr es la pelota.
¿Por qué River no puede disfrutar a sus juveniles?
Nosotros venimos criticando la política de
venta de jugadores hace muchos años. Parece que fuéramos un criadero, que tiene
que formar a los jugadores y, apenas surgen, venderlos para volver a general el
círculo. Uno tiene que formar jugadores talentosos, conservar al habilidoso y vender a los que juegan bien gracias a que tienen al talentoso. Esto
generaría negocios paralelos: el espectáculo, canchas llenas, entre otros. Se vende anticipadamente, antes de que
llegue a su mejor valor, y eso un error. Al jugador habría que venderlo alrededor de los 27, 28 o 29 años, que es
cuando empiezan a declinar, y explotar su fútbol para vender el espectáculo
deportivo que es lo que no se está haciendo.
¿Cree que las elecciones de este año serán similares a las del
2009?
Confío en que el socio aprenda y se de
cuenta que los grandes carteles esconden intereses. Haber sido un buen
futbolista no significa ser un buen administrador. Hay gente que se ha
preparado toda su vida para proyectar un modelo institucional distinto y hay
gente que es improvisada. Ser un empresario exitoso tampoco garantiza tener
éxito como dirigente deportivo. Creo que el socio está buscando un cambio y
nosotros tenemos la obligación de ofrecerle esa alternativa.
Al socio le preocupa que la mayoría de los candidatos
hayan estado involucrados en gestiones anteriores.
Me sorprende que quienes deberían pedirnos
disculpas a todos los hinchas de River hoy se estén postulando para ser
presidentes sin siquiera haber hecho una autocrítica. Uno recuerda la comisión directiva de Aguilar y ve que los nombres se
repiten. El semillero dirigencial, que
antes era un orgullo, ha sido reemplazado por este tipo de política que
deteriora cada vez más al club. En las instituciones deportivas no gobierna
sólo el presidente, sino que hay una comisión directiva con 25 integrantes.
Cada decisión debe ser aprobada por mayoría, por lo tanto son tan responsables
Aguilar o Passarella como todos los demás que los acompañan. El presidente sólo
es la cara visible, por eso últimamente se han buscado títeres: Aguilar era el
títere de Mario Israel, y la realidad es que Passarella sólo puede opinar de fútbol,
no de proyectos económicos o políticos.
¿Cuáles son las principales propuestas de Daniel Kiper
como candidato?
Hay que trabajar con capacidad, vocación de
servicio y mucha honestidad. Cuando Enrique Pardo vendió a Sívori nadie le
preguntó dónde estaba la plata, porque estaba la tribuna. Hoy sabemos que se
venden jugadores por millones de dólares, pero las obras nunca aparecen.
Venimos exigiendo hace años que cada movimiento económico del club debe estar
reflejado en internet para que los socios estén enterados de todo. Me asombra
cuando veo que River paga una lamparita más cara de lo que yo la pago en mi
casa. También debemos expandirnos institucional y geográficamente. El
Monumental quedó chico, por eso deberíamos adquirir sedes para crecer en Capital
Federal y también en el interior del país. Se podrían organizar torneos y
llevar a los chicos a que se prueben en el River de Córdoba, Mendoza, San Juan,
Rosario, etc. Estaría bueno que los hinchas sean socios plenos en su ciudad y
puedan desarrollar todo tipo de actividades deportivas y sociales en la sede
del club que les quede más cerca. En cuanto a lo futbolístico, debemos
recuperar el lugar que nos corresponde. Hay que hacer un trabajo serio para
reconstruir las inferiores y expulsar a los empresarios del club. Cuando se
hace una compra, tiene que ser un jugador distinto, sino siempre hay que darle
prioridad al semillero. Las grandes compras de River fueron Peucelle,
Francescoli… todos los demás salían de River. Me obsesiona el título mundial de
clubes, ese es mi horizonte futbolístico. Pero lo primero que hay que
prometerle al socio es transparencia y honestidad.
¿Qué rol espera que cumplan los medios de comunicación en
las próximas elecciones?
Son muy importantes. Lamentablemente uno ya
sabe que no van a cumplir el papel que uno espera, que es el tratamiento
objetivo de la noticia. Sabemos que hay intereses de por medio, por eso
nosotros debemos seguir avanzando para transmitirle nuestras ideas a los
socios, uno por uno.
¿Cree que la violencia en el fútbol se puede erradicar de
alguna manera?
El hincha es el que pone el cuerpo, paga la
entrada, se paga los viajes y llega a la cancha por sus medios y con esfuerzo.
El barrabrava en cambio no paga la entrada, recibe beneficios que el resto de
la gente no tiene, llega a la cancha custodiado y además recibe dinero. Estos
violentos son bancados por los dirigentes de turno que responden al negocio. En
2007 nosotros presentamos dos proyectos de ley para intentar erradicar este
tipo de prácticas, incorporando figuras penales y pidiendo el castigo para esas
situaciones que la justicia no contempla. También hay que castigar la conducta
de los dirigentes que están involucrados en la reventa y los negocios junto con
los violentos. Si desde los clubes hubiera una iniciativa de expulsarlos, el
vínculo de estas personas con la política nacional los haría más débiles. Lo
que pasa es que nunca quedan expuestos porque hay mucha gente que se calla la
boca y esto les permite actuar libremente. River debe asumir un rol protagónico
en la lucha contra la violencia en el fútbol.
¿Tiene en mente reformas estructurales o alguna obra en
particular?
Con trabajo y honestidad River no tiene
límites. Primero hay que recuperar lo que es nuestro para poder afrontar
algunas mejoras. Debemos administrar los ingresos para acondicionar las
estructuras, traer algún jugador distinto que le de jerarquía al equipo y
reorganizar los proyectos de inferiores. Prometer obras faraónicas sería
mentirle a la gente. Para un futuro sí tenemos proyectos en mente, pero
esperaremos el momento oportuno para anunciarlos. Lo que sí querríamos plantear
es la construcción de un patio de comidas, para que las familias puedan pasar
todo el día en el club las jornadas de partido y para brindarle al socio más
opciones a la hora de elegir.
¿Qué rol cree que deben desempeñar los grandes ídolos
dentro de River?
Nos gustaría que fueran las figuras
convocantes en nuestro proyecto de tener sedes del club en el interior del
país. River tiene una función social importante que cumplir. Cuando hay que
sacar a los chicos de la calle, el Estado envía a la policía. Nosotros
podríamos llevar a un ídolo de River que les diga “vení a hacer deporte”. El
club recuperaría esa inversión de recursos si en cualquier ciudad del interior
se encuentran talentos que en algunos años sean las nuevas figuras del fútbol
argentino.
¿Qué opina sobre la falta de transparencia que se
advierte en algunas situaciones o actividades? (elecciones, reuniones de CD,
inscripción de socios)
Necesitamos un cambio en el estatuto para
terminar con las “listas sábana” y con la dependencia que tienen los miembros
de la asamblea con el poder de turno. Hay que cambiar la forma de elegir a los
dirigentes, hoy la gente vota a la cara visible pero no se entera de los
cientos de nombres que la acompañan. Nosotros proponemos un sistema de “voto
preferente”, donde cada socio coloque un número junto al nombre del candidato
conforme a la preferencia que se tiene por esa persona. Entonces cada directivo
iría ingresando por la cantidad de votos que ha recaudado en forma particular.
Reforma del Estatuto - Parte 1
Reforma del Estatuto - Parte 2
En la década del ’60, River llegó a tener
125.000 socios. Hoy andamos en los 80.000. El estatuto dice que el número de
socios es ilimitado, porque los fundadores imaginaron un River en permanente
crecimiento y expansión. Ahora, con el cierre de la inscripción de nuevos
socios, se está violando el estatuto y se está llevando adelante una política
perversa.
Por otro lado, la Comisión Directiva
debería reunirse con más frecuencia y por objetivos: el lunes por el Dpto.
Físico, el martes por el Dpto. Cultural y así sucesivamente para poder ir
tratando todas las áreas del club.
¿Qué aspectos o disciplinas cree que River ha
descuidado?
En cuanto al negocio deportivo, actualmente
el fútbol está cediendo terreno con el básquet. En River hemos descuidado este
deporte, con la ventaja de tener a Emanuel Ginóbili, hincha de River y un
jugador de básquet destacado a nivel mundial. La incorporación de Sergio Vigil
como Director Deportivo y entrenador del equipo de hockey es muy inteligente,
es un hombre muy preparado. Pero también hace falta acompañar esos proyectos
desde otro lugar, porque hoy esas chicas no tienen una cancha propia en el club
para poder entrenar. River también ha perdido muchos espacios deportivos, por
ejemplo donde se construyó el estacionamiento y el sitio donde se ubica la
Universidad Di Tella. Hay que encontrar otras opciones que nos permitan seguir
expandiéndonos geográfica e institucionalmente.
¿Considera que River ha perdido peso dentro de la AFA?
River debe recuperar el liderazgo que por historia le corresponde en el fútbol argentino, eso excede incluso a la AFA. Hay un peso específico que los clubes grandes han ido perdiendo, pero eso es más que nada responsabilidad de los dirigentes que, entre otras cosas, deben cumplir sus funciones dentro de AFA. Ellos deben asistir, marcar posición y defender los intereses del club. Estamos en un ambiente muy competitivo donde todos son hábiles para tratar de conseguir lo que más le conviene a cada uno. La pelea de Passarella con Grondona reflejó la impotencia que el sentía al no poder comprender la situación ni el contexto que estaba atravesando. Pensé que todo eso escondía un plan B, pero luego comprendí que había sido una reacción emocional. Uno como dirigente siempre debe saber frenarse, pensar lo que va a hacer y tener alternativas.
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