CARLOS LANCIONI tiene 65 años y, además de ser abogado, se desempeña como presidente de
la Agrupación Tradicional, una de las más antiguas y emblemáticas dentro del mundo
River.
“Para hacer
un River Plate Monumental, cada socio debe hacer un socio más”, con esta
leyenda se dio inicio en 1936 a la Agrupación
Tradicional. Un año antes, José Julio Degrossi asumía por primera vez
como presidente del Club Atlético River Plate. En sólo dos años se alzaría el
estadio más imponente de Sudamérica: nuestro querido Monumental. “Se construyó
sin sponsors ni papás con dinero. Se hizo con el esfuerzo colectivo del socio
riverplatense. Eso es La Tradicional”, comienza Lancioni.
Eran tiempos en los que todos aportaban su granito de arena por el bien
de River, desde los materiales de construcción hasta las ideas para seguir
creciendo. River comenzó siendo el más grande porque hubo grandes hombres que
dieron todo por el club, gente normal que se unió con un objetivo en común.
Carlos Lancioni habla de su infancia y de sus comienzos en el mundo
riverplatense. Lo acompañan Juan Ignacio Ciminari, secretario de La Tradicional
y referente de Jóvenes de River, y Noelia Florentin, fundadora de la agrupación
Damas x River.
¿Cómo
comienza la historia de Carlos Lancioni dentro del mundo River?
Mi viejo me hizo socio de River en 1954. Como él era bancario y trabajaba
los sábados a la mañana, había veces que le hinchaba a mi mamá para que me
llevara a la cancha. Terminábamos en la tribuna de mujeres, que estaba en la
Centenario Media, pegada a la San Martín. Después comenzamos a ir con mi hermano
a hacer vida de club. Aproximadamente en 1977 comencé a formar parte de La
Tradicional.
¿Cree
que River ha perdido su identidad?
Antes mi viejo me llevaba a las reuniones de comisión directiva que se
realizaban en la calle Suipacha. En esa época los dirigentes eran tipos con
convicciones, de golpear la mesa y discutir. Pero después se iban todos juntos
a comer al Palacio de la Papa Frita. Ahora los políticos entran por la ventana
y callan muchas cosas. Hoy, en lugar de hacer una crítica frontal, domina la
crítica de pasillo. River tenía un paladar negro futbolístico que nació desde un
paladar negro institucional, y eso fue lo que se perdió. Los dirigentes tenían
otros valores y otras formas de trabajar. El problema en River es el arraigo de
esa nueva “cultura del aguante” y una pérdida de memoria colectiva muy
importante.
¿Considera
que River ha descuidado su histórico semillero?
Hoy contamos con uno de los semilleros más importantes del fútbol.
Uno de los aciertos de Aguilar fue haber repatriado a Gabriel Rodríguez, quien
trabajó en la formación y estableció un convenio con Parque Chas (club que vio
nacer a Javier Saviola, entre otros). Pero, además del gran semillero
futbolístico, River contaba con un gran semillero dirigencial. Al contratar
jugadores de afuera se le quita oportunidades a los chicos surgidos de las
inferiores del club. Lo mismo sucede cuando se elige dirigentes que vienen de
afuera: se le quita oportunidades a los que venimos formándonos en el ámbito
político de River hace tanto tiempo. En La Tradicional, y en muchas otras
agrupaciones, hay personas muy valiosas que van a hacerle mucho bien al club,
pero lamentablemente se ven tapados por los que aparecen de la noche a la mañana.
¿Por qué
hay clubes que han tomado más protagonismo que los denominados “cinco grandes”?
A diferencia de los presidentes de los llamados “cinco grandes”, los
presidentes de Vélez y Lanús, por ejemplo, no son mediáticos. Cuando haces las
cosas para la cámara el resultado no es bueno. Hay que dar prioridad al
trabajo y a la seriedad. Las asociaciones civiles y deportivas no son manejadas
por un presidente, sino por comisiones directivas. El voto de cada uno de sus
miembros tiene el mismo valor. Si los nombres se mantienen en las distintas
gestiones, las cosas no cambian nunca. Los clubes más pequeños siguen creciendo
socialmente y son deportivamente ejemplares.
¿Cómo
repercute en River la pérdida de protagonismo a nivel internacional?
Debemos recuperar el prestigio internacional que hemos perdido. La
pérdida de roce internacional también afecta al club de manera económica. River
debería aprovechar el lazo establecido con países como Colombia por jugadores
como Falcao, Ángel, Yepes y ahora Balanta y la relación con clubes como
Millonarios. La marca River Plate debe ser relanzada al exterior. Debemos volver a
tener giras por Europa y abrir mercados en países emergentes.
¿Cuáles
cree que son las principales causas que llevaron a River a descender de categoría?
Lo que sucedió era la crónica de una muerte anunciada. Nosotros
denunciábamos en las reuniones de comisión todos los agujeros financieros y los
errores de administración. Durante la primera gestión de Aguilar, todos hacían
fila para besarle el anillo. River no se va al descenso en el 2011, veníamos en
caída libre desde mucho antes. Lo mínimo que tendría que haber hecho River es
intentar que se modifiquen los descensos. Los torneos cortos marcaron una
decadencia en el fútbol argentino que también repercutió en la Selección. Los
planteles quedan desmantelados cada seis meses por necesidades económicas.
Nosotros le acercamos un proyecto a Passarella apenas asumió. En la AFA no
estuvo mal visto, pero el que terminó diciendo que no fue él. Hay malas decisiones
que sólo pueden ser tomadas a propósito, no hay otra explicación. La dramatización
en el fútbol paraliza jugadores, entrenadores y dirigentes. Eso fue lo que le
pasó a River. Pero en la vida hay que entender que lo que para algunos es un
drama, para otros es un negocio. Uno de los principales culpables de lo que
pasa es el socio, porque es quien instaló esta cultura marketinera del
“aguante”. Lamentablemente nos hemos “bosterizado” al hacer hincapié en la
cantidad más que en la calidad. Dicen que cada país tiene el gobierno que se
merece, por eso creo que el socio de River debe reflexionar y recuperar la
memoria.
¿Qué
piensa del trabajo de Matías Almeyda y de la vuelta de Ramón Díaz?
Passarella sabía que nos íbamos al descenso y necesitaba una figura querida
por los hinchas. Lo que no voy a perdonarle nunca al Pelado es la quinta
amarilla en el partido de ida contra Belgrano. Él era el capitán, el líder del
equipo. Pero la decisión de que se convirtiera en técnico ya estaba tomada
hacía mucho. Passarella toma personas que están atravesando situaciones
inestables emocionalmente, fue lo que hizo con Almeyda y también con J.J. López. La
vuelta de Ramón Díaz fue una jugada política, pero eso no quita que Ramón
siempre va a ser Ramón.
Una de
las cosas que más molestan al socio actualmente es el canje. ¿Cree que hay
alguna manera de evitarlo?
El canje es un invento de esta comisión directiva. La gestión de Aguilar
inventó en canje para los Superclásicos, que era un gran negocio para algunos
directivos. Es algo que favorece a la reventa y a los aparatos protocolares.
River no tiene los socios que se dice, y en cada partido sobran entradas que
son destinadas a paquetes turísticos. Los directivos y las agrupaciones mueven
muchas entradas de favor, y hay muchos que no se sientan en una computadora a
apretar F5. El socio se somete a esta especie de esclavitud que incluso separa familias
dentro de la cancha.
¿Cuáles
deben ser los principales aspectos a tener en cuenta por la próxima dirigencia?
Una gestión transparente debe tener todo online para que el socio lo vea:
balances, presupuestos, actos de asamblea. En el padrón del año 2009 figuraban
alrededor de 35.000 socios habilitados para votar, y unos días antes de las elecciones apareció un
padrón adicional con 50.000 socios más que nadie sabe de dónde salieron. El
registro de socios y la situación de cada uno de ellos debería estar en el
sitio web de River para que todos lo vean. Por eso, la transparencia es algo imprescindible. También queremos
establecer espacios políticos de debate permanente y llevar a la comisión
directiva a personas que no hayan formado parte de las dos últimas gestiones.
Además, que los integrantes de las listas sean seleccionados por los socios en
elecciones primarias para incentivar su participación.
¿Qué rol
cree que deben cumplir los grandes ídolos dentro de River?
Los ídolos de River no tendrían que estar metidos en la política del club. Eso
habla mal del candidato, habla de una ausencia de autoestima. River tiene
hinchas desparramados por todo el país. Debería federalizar la formación de sus
inferiores y tener sedes en toda la Argentina que también cumplan una función
social. Las grandes glorias de nuestra historia podrían tomar un rol
protagónico en ese proyecto. No hay que esperar que vengan los jugadores, sino
que hay que ir a buscarlos.
¿Qué
opina sobre la violencia en el fútbol y el problema de los barras bravas?
Con ese tema deben tomarse decisiones políticas fuertes, levantar una
bandera clara y no especular. Hay que fijar una posición: tolerancia cero a
la corrupción. Obviamente con esto no vas a ganarte la amistad de ningún
barrabrava, pero estaríamos estableciendo un límite. También está claro
que es un tema que supera a lo que es River, pero si desde el club se establece
ese límite, el que queda en evidencia es el Estado. Por supuesto que también
hay una responsabilidad de las autoridades públicas, pero puertas adentro es
responsabilidad de River. No existe un solo dirigente que no sepa sobre los
negocios que se mantienen con la barrabrava.
¿Considera
que River ha perdido peso dentro de la AFA?
River ha recuperado el voto dentro de la AFA, algo que habíamos perdido
cuando descendimos. El problema es que en este momento el club está siendo
representado por gente con falta de información y de humildad. River
históricamente ha tenido la vicepresidencia de la AFA, algo que hemos perdido
por dejar de asistir a las reuniones durante la última gestión. Passarella
nunca concurrió a ejercer sus funciones como vicepresidente primero de la AFA y
es por eso que River perdió ese cargo. Para colmo, luego vino el episodio de la
pelea con Grondona para exigirle la renuncia. Él no fue a buscar una actitud
política, sino que fue a confrontar. Uno de los objetivos para la próxima dirigencia es recuperar ese puesto y poner a River en un lugar de protagonismo.
También hay que empezar a componer la relación con otros clubes, porque fueron
muchas las situaciones en que River se cortó solo.
¿Considera
posible una reforma en la estructura del Monumental?
Primero hay que arreglar las cosas que son prioridad, obras de mantenimiento
que no son tan caras: las filtraciones del anillo, los baños, los vestuarios.
Prometer obras faraónicas no tiene sentido. La modificación del estadio me choca un poco, quizás porque corrí en esa pista de Atletismo y la idea de sacarla no me gusta. Sí se pueden hacer algunos
arreglos y buscar nuevos lugares para publicidad, como por ejemplo los asientos. Pero antes que nada hay que equilibrar algunos números. Hay cosas que
se pueden hacer apelando al esfuerzo adicional de los socios, así fue como se
construyó el Monumental y la pileta cubierta, entre otras cosas. Podemos volver a las raíces y a los valores con los que comenzamos a ser River Plate.
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